Es con creces la enfermedad más predominante sobre el planeta y de la cual se tiene registro desde el inicio de la humanidad. Egipcios, culturas prehispánicas americanas, en fin, todos en un grado u otro la han padecido. La caries dental, enfermedad multifactorial (obedece a diversos factores como la dieta, hábitos de higiene, intrínsecos, entre otros) que avanza destruyendo los tejidos duros del diente (esmalte, dentina y cemento radicular) y que se expande a pasos agigantados en nuestra población siendo sin lugar a duda la causa más común de visitas al odontólogo. Los últimos avances en este campo son alentadores y extensos no sólo en el tratamiento de esta patología, su reconocimiento y clasificación, sino también cuestionando desde sus cimientos, la forma como la abordamos.

Con un creciente número (cada vez más) de investigadores apuntando en esta línea de investigación con evidencia científica nos es posible en este momento, y, de manera acertada diferenciar dentro de ese tejido afectado clínicamente hablando cuál tiene alguna posibilidad de remineralización para fomentar incluso su recuperación, cosa que hasta algunos años era simplemente impensable.

Esto es tan solo un aspecto (por decir sólo uno) en donde hemos avanzado enormemente con respecto a las técnicas anteriores que eran mucho más invasivas y menos conservadoras. Con el paso de los años y el diseño de cada vez mejores materiales restauradores, se hace menos necesario (incluso tendencia en Odontología alrededor del mundo) “tallar” cavidades “retentivas”, como se hacía en el pasado cuando se colocaban restauraciones poco retentivas como amalgamas, por nombrar una entre las más comunes. En aquellos casos muchas veces había que “sacrificar” partes sanas del diente para ofrecerle retención al material restaurador y evitar que el material restaurador se desalojará o saliese del diente.

Por otro lado, el desconocimiento de aquella fracción de tejido recuperable dentro de esas lesiones cariosas resultaba en desgastes excesivos de la estructura dentaria, en detrimento de la vida útil del diente afectado. En la actualidad, los sistemas adhesivos de los composites, (lejos estamos de las primeras generaciones de estos compuestos) ofrecen excelentes resultados retentivos y a las fuerzas masticatorias, permitiéndonos preparaciones mínimamente invasivas de la estructura dental como columna vertebral de esta revolución que nos permite salvaguardar estructura dentaria sana, en dientes mínimamente afectados

En esas culturas antiguas antes mencionadas, el índice de caries según la evidencia arqueológica era con todo y todo inferior en relación a la magnitud de escala pandémica y devastadora que dicha patología alcanza en la actualidad. ¿La causa? Principalmente, el consumo cada vez mayor y frecuente por parte de la población de alimentos ultra procesados, ricos en carbohidratos y azucares añadidos, acompañados de una técnica de higiene deficiente, tanto como las poquísimas campañas efectivas de prevención por parte del estado y los entes privados salvo contadas excepciones, que, poco o nada, “arriman el hombro” para transformar esta situación.

                Si hacemos un ejercicio geométrico podríamos establecer una triangulación. Por un lado, las grandes cadenas comerciales y empresariales alimenticias lejos de reducir la oferta y el consumo de estos productos cada vez por el contrario la hacen más cercana, a bajo coste y atractiva al consumidor. Por otro lado, el sector de la Odontología se ha centrado cada vez más en ofrecer una amplísima gama de alternativas  tecnológicas curativas de punta en restauradora y prótesis por decir algunas pocas y cada vez más el odontólogo dedica menos tiempo en la consulta a aspectos importantes como educar mejorando técnicas de cepillado y fomentando y asesorando en el cambio de hábitos alimenticios, el uso y empleo de todas las herramientas necesarias y disponibles para tal fin; y, por último como vértice, un Sistema de Salud Pública con poca o ninguna presencia en campañas de prevención, dejando en medio de esta suerte de “Triángulo de las Bermudas” al ciudadano común, completamente perdido.

En la Escuela Universitaria ADEMA, en su grado en Odontología, sensibilizados y conscientes de esta situación, incluimos dentro de nuestras labores docentes y de formación estos aspectos a los futuros profesionales, como agentes de cambio en el poder transformador que pueden tener todos y cada uno de ellos en beneficios de sus comunidades como entes de cambio.

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«En la Escuela Universitaria ADEMA, en el Grado en Odontología, estamos sensibilizados y conscientes de esta situación e incluimos dentro de nuestras labores docentes, formar a los futuros profesionales como agentes de cambio en el poder transformador que pueden tener todos y cada uno de ellos en beneficios de sus comunidades como entes de cambio«

 

Tejido afectado con posibilidades de remineralización

Es fundamental tener en cuenta, en primer lugar, aspectos intrínsecos relacionados con nuestros pacientes antes de considerar este tipo de procedimientos. El índice y la prevalencia de caries, la higiene oral y el grado de afectación periodontal, entre otros, no deben pasar inadvertidos, a un punto tal que ignorarlos conlleva seguramente al fracaso no sólo de este tipo de terapias, sino que a cualquiera que se quiera realizar. Digo esto porque hoy por hoy estos tratamientos, donde esperamos observar recuperación de un tejido afectado, deben ser realizados obligatoriamente en pacientes donde es posible hacer un  seguimiento y controles periódicos, con unos índices de caries y periodontales controlados. No son alternativas para aquellos pacientes, que presentan múltiples lesiones cariosas con mala o pésima higiene bucal y de altísima prevalencia de caries con visitas irregulares a la consulta odontológica y a sus controles periódicos. En fin, no es una opción para aquellos pacientes donde no sea posible hacer un seguimiento estricto de los casos y su evolución o que simplemente estén desmotivados en el cuidado de su salud oral. El paciente deberá estar plenamente informado del tipo de terapia restauradora que se va a realizar y consentir el procedimiento al igual que se hace de manera rutinaria con cualquier otro procedimiento odontológico o médico general.

En segundo lugar, y previa capacitación para ello, hoy podemos determinar que parte de ese sustrato en las cavidades cariosas es sujeto o tiene posibilidad  de ser remineralizado (caries detenida, esclerótica, dentina reparadora, por términos como dentina blanda, dentina dura o firme, etc.) con el uso de materiales diseñados para tal fin (cementos bio-cerámicos, Mineral de trióxido agregado, etc.), así como también determinar que tejido es sencillamente irrecuperable, en donde no podemos ni debemos esperar obtener resultado alguno favorable. Los resultados cada vez son más alentadores en el campo de la cariología, el conocimiento de sus patrones de comportamiento, en su abordaje y tratamiento a favor del pronóstico de aquellos dientes tratados, en pro de una Odontología cada vez más conservadora y por sobre todas las cosas, predecible.

«La Escuela Universitaria ADEMA ha realizado y mantiene una extensa inversión tecnológica, de capacitación e investigación que nos permite formar a nuestro perfil de egresado en aquellas técnicas convencionales como piedra angular de su formación, sin menoscabo de las más innovadoras técnicas al servicio de la comunidad«

Elaborado por Prof. Hernán J. Paublini Oliveira. Docente y director de la Clínica Universitaria ADEMA